
09 Feb Dr. Juan Castell: “La vacuna funciona aunque uno no se lo crea”
Juan Castell Monsalve es epidemiólogo, trabajo que desarrolló en la Consejería de Sanidad desde 1984 hasta que se incorporó a la Inspección de Centros Sanitarios.
Es master en Epidemiología de Campo por el Centro para el Control de Enfermedades de Atlanta, (CDC), EEUU con amplia experiencia como docente en este campo, y autor de numerosas publicaciones científicas. Su bisabuelo fue médico en Villahermosa. Él recuperó esta profesión y le siguieron sus dos hermanos, su sobrina y su hija. Es médico y lo seguirá siendo toda su vida pero lo compagina con su faceta de escritor. De hecho es autor de libros como ‘Luz de Sefarad’, ‘Muerte en Sevilla, ‘Yo soy el Rey’, ‘Y mañana en Jerusalén’, ‘Un mundo bajo la sombra’ o ’El Crepúsculo de la Luna Roja’.
¿Cuándo oyó por primera vez el término coronavirus?
La primera vez que oigo hablar del coronavirus fue en 2002 cuando era responsable de la sección de Epidemiología y apareció el brote de SARS1 en Guangdong (China) y nos pusimos en alerta porque pensamos que nos llegaba. Se extendió por muchos países del mundo aunque luego se autolimitó y no tuvimos ningún caso en España. Pero había una situación de cierto pánico por pensar que nos llegaba algo desconocido que en China estaba produciendo unas imágenes dantescas.
¿Cómo vivió las primeras semanas tras detectarse los primeros casos?
Con la pandemia actual, desde que salió la primera noticia de que algo pasaba en China, intenté buscar información y encontré la página de la Universidad Johns Hopkins que tenía un buen sistema de vigilancia y empecé a observar la evolución de la epidemia en Wuhan. Me asustó como evolucionaba. Me di cuenta de que todo era mentira porque empezaron a aparecer casos fuera de Wuhan que quedaban limitados a 500 – 1000, no se producía mortalidad, si acaso 1%… mientras que en Wuhan eran bastante más altos y pensé que estaba pasando algo raro. Y de pronto anunciaron que la epidemia estaba controlada y que en diez días no iba a haber más casos y se plantaron en 50.000. La vigilancia epidemiológica de la Covid-19 en China fue mentira.
En Italia me di cuenta de que la cosa era cien veces más grave. China tomó medidas disparatadas, acordes al país que es, mucho más de lo que aquí podamos suponer. En Italia copiaron unas medidas que eran medievales. No se había adoptado una medida de cuarentena desde el siglo XIX en alguna epidemia de fiebre amarilla, por ejemplo, una que hubo en Cádiz que ocasionó 15.000 muertes que tampoco valió para nada. Las cuarentenas nunca han sido útiles para nada. Ni siquiera en la Edad Media cuando las hacían para controlar la peste, porque la peste se transmitía no solo por las pulgas de las ratas sino que la forma neumónica se transmitía también por vía respiratoria de persona a persona. Y esa fue la medida que adoptó Italia y después han ido cayendo como piezas de dominó todos los países por emulación y por no tener ninguna otra alternativa.
¿Qué se debería haber hecho entonces? ¿Cuál era la verdad?
La verdad estaba escrita en todos los planes de actuación ante la aparición de pandemias que tenía la OMS, planes que vienen desde principios del año 2000 pensando en una pandemia de gripe porque entonces no se pensaba en otra cosa. Pero esto es lo mismo, una enfermedad emergente de transmisión respiratoria. Estos planes, que ahí siguen todavía y todos los pueden consultar, concluyen en afirmar que no hay más medidas que los antivirales y las vacunas. Con el SARS no tenemos ningún antiviral que funcione bien y vacunas, afortunadamente, ya tenemos. ¿Qué se podía hacer? Lo que se pudiera pero teniendo en cuenta que no se podría controlar. Quizá sí en ámbitos muy pequeños y cerrados, como una aldea, en un centro de mayores, pero no en la extensión como se ha visto. Medidas efectivas para controlar una pandemia de un virus nuevo de transmisión respiratoria, se ha visto que han sido inútiles. Aquellos países que tuvieron un éxito inicial, después no lo han tenido. En unas zonas que en la primera ola estuvieron más libres de la pandemia, como Andalucía Murcia o Canarias, después se han visto muy afectadas porque el virus campa a sus anchas. Las medidas de protección individual pueden servir para proteger a una persona concreta de forma individual pueden servir pero no van a frenar el ritmo de la epidemia. Ese es un concepto que los periodistas, muchos sanitarios, o incluso muchos médicos que no se han dedicado a esto de la epidemiología, que no han estado pensando desde el punto de vista epidemiológico, no han entendido. Por ejemplo, hay muchos clínicos que entienden lo que es el aislamiento de un enfermo infeccioso, por ejemplo un tuberculoso. El que tú te puedas proteger frente a una persona infecciosa o que tú puedas evitar infectar a otra persona eso no tiene nada que ver con lo que es el control del curso de la epidemia. Y lo estamos viendo constantemente, que no se puede incidir en la evolución de la pandemia. Ahora, cuando empecemos a vacunar, tendremos ya un arma realmente con la que al virus le podamos hacer algo.
¿En qué reto nos vemos ahora?
El reto es convencer a una población bastante poco formada en ciencias, sanidad y medicina, bastante ignorante en estos temas y además sometidas a las presiones de cantamañanas, youtubers, aprovechados, etc., que han hecho una campaña antivacunas bestial, argumentando cosas de lo más peregrinas, argumentos aparentemente sofisticados, hablando de genética, todo inventado, mezclando tecnología de móviles con la genética y eso al común de los ciudadanos lo despista completamente. Ahora tenemos unas reticencias a la vacunación tremendas.
Aquí lo importante es obtener unas buenas coberturas de vacunación, visto que los ensayos clínicos de las vacunas que están en primera línea dan unos resultados de efectividad del 90%, lo que constituye unas cifras buenísimas, ¿Vamos a acabar con el SARS 2 con la vacunación? No. No es un germen susceptible de ser erradicado porque para ser erradicado debería tener una serie de características y de momento la humanidad solo ha erradicado la viruela, ni siquiera el sarampión o la polio, pero sí podemos controlar, frenar las ondas epidémicas y vamos a contar con una herramienta útil y eficaz contra el virus. Por eso urge la vacuna.
La desinformación durante la gestión de la pandemia ha sido absoluta. La población no ha sabido a qué atenerse…
La desinformación ha sido absoluta sin ninguna duda pero la labor que han tenido muchos científicos ha sido muy lamentable también porque yo normalmente no hablo de neurocirugía, de genética… Y si hablo, no entro en detalles. Pero aquí neurocirujanos, genetistas, virólogos, cirujanos reparadores, microbiólogos… todos se han hecho expertos en el tema. Me hubiera gustado tener con todos ellos un debate y hacerles ver lo que estaban diciendo. ¿Cómo es posible que un catedrático de microbiología pueda decir que la vacuna puede que no funcione porque el virus va a mutar mucho? El virólogo Luis Enjuanes, el mayor experto español en coronavirus, 35 años trabajando con coronavirus, dice que el coronavirus no muta de forma significativa. La proteína ‘S’ que es la sustancial, la de la espícula que acopla la célula no muta y cuando muta impide que el coronavirus se pueda ensamblar en la célula con lo cual ese virus no va a producir otra generación de virus. O que un cirujano te diga que una vacuna necesita 5 o 10 años para desarrollarse. Con esta se ha utilizado el método que utilizaron los egipcios: Mucha gente. Se han puesto los laboratorios a trabajar con mil personas, con presupuestos nunca conocidos, 1000 – 2000 millones de dólares. Han recorrido un camino que normalmente lleva años en menos de un año. Y está recorrido y está publicado. Lo han conseguido. La vacuna es la única alternativa. Ni las mascarillas ni la distancia social controlan la pandemia, se ha visto. Tenemos un arma, que es la vacuna, vamos a apoyarla todos a una.
¿Cómo recuerda los días previos al estado de alarma?
Lo viví como espectador, no estuve en primera línea. Sí estuve en primera línea a la hora de comentar y atender a los medios. Empecé enseguida a hacer cuentas, a observar la epidemia que creo que no ha hecho nadie, en ver cómo se estaba comportando la pandemia.
Lo primero que detecté es que había un patrón norte sur, la enfermedad tenía un patrón parecido a la gripe. Pronostiqué que iba a caer en el periodo estival por el cambio de estación como ocurrió. ¿Qué paso luego? Los movimientos de población masivos mezclaron los patrones estacionales y aunque el germen perdió algo de virulencia no perdió capacidad de transmitirse. Ahora mismo tenemos una incidencia bestial.
Al principio los datos no eran reales porque había limitación de test y cuando se hizo el estudio seroepidemiológico se vio que la incidencia había sido mucho mayor de lo que se había notificado. Ahora nos estamos acercando más a la incidencia real. La letalidad es menor pero con una incidencia tan alta que está produciendo una mortalidad inaceptable. Pero esto en cualquier caso puede cambiar si no vacunamos. Como estamos viendo en Italia donde se están batiendo records de incidencia y mortalidad.
Es una de las situaciones más difíciles por las que ha atravesado la Sanidad provincial. ¿Qué déficit ha detectado?
Sin duda ninguna es una de las crisis sanitarias más importantes desde hacía cien años. Hace dos años celebramos el Centenario de la Gripe del 18. Se veía lejano aunque yo pensaba que algún día iba a llegar una pandemia y nos iba a poner a todos en nuestro sitio porque por ejemplo la Salud Pública está tirada por los suelos desde hace muchos años. La Salud Pública no es la Atención Sanitaria, que es la que se encarga del aspecto clínico principalmente del enfermo, aunque sin olvidar la íntima relación entre ellas en aspectos de prevención, diagnóstico o tratamiento. Nos ha llegado una pandemia y no es la peor que nos podía haber llegado. Siempre habíamos temido una pandemia de gripe aviar, hay algunos virus muy muy peligrosos…
¿Qué ha fallado totalmente?
Un sistema de vigilancia epidemiológica que sea válido, que todos los días presente información para la acción, para tomar decisiones, qué está pasando ahora mismo, qué incidencia tenemos. Esa información es básica y no se ha tenido. Y luego que dicen que han echado el resto: ¿Quién ha echado es resto? La empresa privada, que ha fabricado la vacuna. Naturalmente me refiero al aspecto epidemiológico, no al inmenso trabajo que ha hecho el sistema sanitario con los pacientes.
Nos pilló a todos por sorpresa, ¿qué se hizo bien y qué se podía haber mejorado en la gestión de esta crisis?
Cuando viene un virus de estas características te va a pasar por encima. Qué culpa tiene nadie, no tienes tratamientos efectivos, afecta a mucha gente, desborda los sistemas, nadie está preparado… ¿Quién tiene la culpa de que no haya habido fármacos para combatirlo? La tecnología, que no está desarrollada. Muchos clínicos explicaban cómo había que tratarlos pero no hay tratamiento… Poco se puede hacer, rezar para que el virus no retome la fuerza inicial y empezar a vacunar cuanto antes y a cuanta más gente mejor. Lo veo claro.
¿Esta crisis ayudará a empoderar, a dar visibilidad a la Salud Pública?
Esperemos, pero hasta ahora nadie había creído que la Salud Pública hiciera falta para nada a pesar de que hemos tenido muchos avisos. Hemos tenido epidemias tremendas pero extendidas en el tiempo como la del Sida, la tuberculosis multirresistente, la resistencia a los fármacos, los brotes de Ébola, de Zika, la encefalopatía espongiforme bovina, pero no se ha hecho prácticamente nada…
Estuve dos años en el Centro Nacional de Epidemiología, y se hacían estudios, se publicaba pero no tenía mucho impacto en la salud pública de la población. Nadie se cree la Salud Pública, soy muy pesimista después de una vida dedicada a eso. Un equipo de epidemiología no sirve de nada si no tiene a un apoyo decidido de arriba. En esta epidemia ni siquiera el gobierno tenía capacidad de decisión porque es una cosa que ha sobrepasado a los gobiernos. La Unión Europea tampoco ha tomado decisiones conjuntas porque tampoco hay un órgano que tenga ninguna capacidad decisoria. Está el Centro de Control de Enfermedades de Estocolmo pero no tiene ninguna capacidad de intervención, imperativa hacia los gobiernos. Todos los gobiernos han tomado medidas distintas, algunas más acertadas otras menos, y el resultado ha sido prácticamente el mismo, en algunos ha sido peor que otros, bueno, en ninguno. Éxito no ha tenido nadie.
¿Se he echado de menos un comité de expertos? ¿Cómo funciona un equipo de epidemiología?
En Salud Pública, y en mi experiencia, no existen los expertos porque están al servicio del poder, un político no va a dejar que un experto le diga algo que no quiere oír y que la población no va a entender. Viene un virus que nos va a pillar desprevenido, no tenemos antivirales no tenemos vacunas, nos va a pasar por encima. A los hospitales llegará y arrasará a los hospitales. ¿Cómo se dice esto a un político? A pesar de ahí empiezas a mentir constantemente.
Las vacunas serán, por lo tanto, la solución a esta pandemia. ¿Cómo funcionan?
La vacuna es la única alternativa. Ni las mascarillas ni la distancia social controlan la pandemia, se ha visto. Tenemos un arma, que es la vacuna, vamos a apoyarla todos a una.
Estas vacunas, las primeras que han salido se han hecho con nuevas tecnologías, por ejemplo con tecnología de ARN mensajero, es una cadena de ARN en la cual han insertado un gen que es el que codifica la fabricación de la proteína S, que la célula la va a fabricar y no son virulentas pero el sistema inmunitario lo va a detectar y va a fabricar anticuerpos, recuerdo inmunitario, inmunidad celular, para que cuando entre el coronavirus lo reconozca, genere anticuerpos, e incluso pueda fagotizarlo.
Otras vacunas emplean carcasas de virus no patógenos en los que se han introducido secuencias genéticas de coronavirus que van a codificar, entre otras, también esta proteína que es una proteína muy estable, y cuando muta impide al virus entrar en la célula. Esa proteína no varía y si varía la estirpe de virus no progresa. Hay otras vacunas que se están probando pero las más avanzadas son esas. Los datos que están dando las vacunas son excelentes, son vacunas muy esperanzadoras. Además han abierto una línea tecnológica para la fabricación de vacunas muy interesante.
¿Aprenderemos da la pandemia?
Si tenemos otra pandemia dentro de cien años, se les habrá olvidado como se nos olvidó la de la gripe de 1918. De una pandemia a otra no hemos aprendido nada. La única diferencia es que la sociedad en 1918 estaba peor que ahora, con una guerra de por medio. En cuanto a tratamiento y medidas adoptadas, las mismas. Muchos avances tecnológicos pero la forma de afrontar la pandemia, la misma.
Para finalizar, ¿cómo ve el futuro de la Covid-19?
Estamos en manos del virus mientras no tengamos un arma contra él. Hay que echar el resto en la vacuna. No hay otra herramienta. Cuando empiece a ponerse la vacuna, la gente se va a ir animando y se va a doblegar la pandemia. Esperemos que baje la incidencia a unos niveles no pandémicos, y sí creo que vamos a tener brotes puntuales. Cómo quedará el virus, habrá que verlo, creo que perderá fuerza y lo mantendremos a raya con la vacuna. La vacuna funciona aunque uno no se lo crea. No hace falta que creas para que una vez introducido el antígeno en tu cuerpo vayas a desarrollar los anticuerpos. El mensaje es claro, vacuna, vacuna y vacuna.
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